"Por si no nos vemos luego: buenos días, buenas tardes y buenas noches."El show de Truman, Peter Weir.
"Se produjo un silencio incómodo. Algunos muchachos se sonrojaron. Todavía no habían aprendido a identificar la significativa pero a menudo muy sutil distinción entre obscenidad y ciencia pura. Uno de ellos, al fin, logró reunir valor suficiente para levantar la mano.
"Y ahí estaba yo, es decir, Alex. Y mis tres drugos, o sea: Pete, Georgie y Dim. Estábamos sentados en el Milk Bar Korova, exprimiéndonos las rasuderas para encontrar algo con que ocupar la noche. En el Korova Milk Bar servían lacta plus. Leche con veloceta o drencromina... que es lo que estábamos bebiendo. Aquello nos agudizaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia."
"- No te vayas, pequeña Chyo -me dijo Hatsumono-. Quiero enseñarte algo. Es esa jovencita que ves allí, la que está saliendo por la puerta. Se llama Ichikimi.
"Pensó, naturalmente, que nunca había olido nada tan hermoso. Sin embargo, como conocía los olores humanos, muchos, miles de ellos, olores de hombres, mujeres y niños, no quería creer que una fragancia tan exquisita pudiera emanar de un ser humano. Casi siempre los seres humanos tenían un olor insignificante o detestable. El de los niños era insulso; el de los hombres consistía en orina, sudor fuerte y queso; el de las mujeres en grasa rancia y pescado podrido. Todos sus olores carecían de interés y eran repugnantes... y por ello, ahora ocurrió que Grenouille, por primera vez en su vida, desconfió de su nariz y tuvo que acudir a la ayuda visual para creer lo que olía. La confusión de sus sentidos no duró mucho; en realidad sólo necesitó un momento para cerciorarse óptimamente y entregarse de nuevo, sin reservas, a las percerpciones de su sentido del olfato.
"Carlomagno y Garin se acercaron al tablero. El monarca alzó la mano, y pronunció a continuación las palabras que sorprendieron a los cortesanos que mejor lo conocían.
"El desierto tiene muchos recursos para someter a quien viola sus secretos. Puede recurrir a un calor tan abrasador como para hacer que la piel arda igual que el papel, disolver los ojos o licuar los huesos. Puede ensordecer a uno con el silencio, aplastarlo con su desolación, modificar el tiempo y el espacio de manera tal que quienes lo crucen pierdan el sentido de la orientación, hasta el punto de no saber dónde están ni quiénes son. Puede inventar espejismos de sobrecogedora belleza, como una cascada, o un frondoso oasis, y hacerlos desaparecer en cuanto parece que uno está a punto de tocarlos, de volverlo loco de frustración. Puede alzar dunas montañosas para bloquear el paso, adoptar formas laberínticas de las que no exista la más remota esperanza de escapar. Sin embargo, de todas las armas de las que dispone el desierto, ninguna es más poderosa ni más contundente por su capacidad de destrucción, que la llamada la Ira de Dios: la Tormenta de Arena."
"Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar (...).
"Enseguida arrojó con furia la escopeta y la vio hundirse sin gloria. Bestia de metal indeseada por todas las criaturas.
"Es el humor de quien la mira el que da su forma a la ciudad de Zemrude. Si pasas silbando, la nariz cerniéndose al compás del silbido, la conocerás de abajo arriba: antepechos, cortinas que se agitan, surtidores. Si caminas con el mentón apoyado en el pecho, las uñas clavadas en las palmas, tus miradas quedarán atrapadas al ras del suelo, en el agua que corre al borde de la calzada, las alcantarillas, las raspas de pescado, los papeles sucios. No puedo decir que un aspecto de la ciudad sea más verdadero que el otro, pero de la Zemrude de arriba oyes hablar sobre todo a quien la recuerda hundido en la Zemrude de abajo, recorriendo todos los días los mismos tramos de calle y encontrando por la mañana el malhumor del día anterior incrustrado al pie de las paredes. Para todos, tarde o temprano, llega el día en que bajamos la mirada a los tubos de los canalones y no conseguimos volver a despegarla del pavimento. No está excluído lo contrario, pero es más raro; por eso seguimos dando vueltas por las calles de Zemrude excavando con los ojos debajo de los sótanos, de los cimientos, de los pozos."